Casablanca sin Bogart, el precio de la originalidad

La perseverancia de cumplir los objetivos se encuentra presente en los personajes

Sara Carlos / Novelda (Alicante) 10.10.2021 | 10:14

En un mundo que aparentemente no quedan historias nuevas que contar, ¿cuál es la solución para ser escritor? Un joven que quiere crear su propio libro; una madre que quiere un «futuro mejor» para su hijo; un escritor peculiar y más personajes constituyen la novela Casablanca sin Bogart, de Ana Durá Gómez.

La escritora hace una crítica a través de su novela al sector literario, en el que plasma la repetición de las fórmulas literarias que tienen éxito, de ahí el título de la obra, y de lo difícil que tiene el escritor vivir completamente de su trabajo. Y es que en el universo que se plantea la novela, escribir se ha vuelto un acto de rebeldía.

«Él era feliz escribiendo, pero su madre lo era pensando que su hijo se había reconciliado con la realidad y que ya no lo hacía»

Casablanca sin Bogart de Ana Durá

La obra muestra como la dificultad de crear una obra original y la frustración que experimenta el escritor cuando, tras todo el esfuerzo invertido, le dicen que no lo es.

De hecho, la necesidad imperante que tiene uno de los personajes de realizar el acto de escribir le lleva a plantearse cometer delitos con el fin de que le encierren en la cárcel, siguiendo los pasos de grandes escritores.

«—¿Dice usted que es escritor? —aventuró ella como quien está de safari en plena urbe, y se encuentra con lo más exótico del mundo; un animal en extinción o, lo que es lo mismo, un escritor—. Pero si ya no los hay…»

Casablanca sin Bogart de Ana Durá

La perseverancia de cumplir los objetivos se encuentra muy presente en los personajes. Uno de ellos, que ha conseguido cumplir su sueño de escritor es consciente de que dedicarse a ello no es tan grato como él querría, puesto que en la realidad en la que vive no existe la originalidad como tal, sino una especie de pseudoriginalidad que consiste en crear lo que nadie ha creado, aunque eso signifique escribir obras soporíferas y carentes de emoción.

Casablanca sin Bogart lleva a reflexionar sobre todo ello: la originalidad, la vocación, lo difícil que es destacar en un mundo donde todos hacen lo mismo… Y sobre todo, los escrúpulos y principios que tienen las personas respecto a su vocación.