«Yo creo que la literatura infantil concretamente es de las pocas maneras que las criaturas tienen para soñar despiertas»

Mercé Viana afirma que las editoriales hacen un gran esfuerzo por la literatura

Sara Carlos/València 12.05.2020 13:07

Mercé Viana
Mercé Viana, exponente de la literatura infantil en valenciano. Mercé Viana

Mercé Viana trasmite cercanía y calidez con su voz y la espontaneidad que tanto caracteriza sus obras, y que ella misma afirma, se ve reflejada en su personalidad. La autora de Fem fora al monstre, publicado el pasado 17 de abril a través de Escola Valenciana, nació en Alfafar (Valencia) en 1946 y siempre sintió una especial vocación hacia la Educación. Su faceta de escritora surgió después, ya que su producción de cuentos infantiles estuvo muy ligada a su profesión como maestra.                       

¿Qué aporta la Literatura Infantil y Juvenil a la sociedad?

La literatura en general es una necesidad que tenemos las personas para poder evadirnos unas veces, otras para entrar en historias con las que nos identificamos y, en ocasiones, para aprender aspectos geográficos y sociales de otras culturas, por ejemplo. La literatura es una forma de expresión humana y como tal es necesaria. Yo creo que la literatura infantil concretamente es de las pocas maneras que las criaturas tienen para soñar despiertas, para transportarse en esas historias que les estamos mostrando y para creer en una magia que solo está dentro de nosotros. Y es que gracias a la literatura tú puedes transformarte en un pájaro, en una planta habladora o en un lápiz que no quiere que lo gasten.

¿Cree que los niños y los jóvenes leen suficiente?

Yo pienso que no, que en general no leemos nadie suficiente. Creo que hay que trabajar mucho más la afición a la lectura desde diversos ámbitos, desde el escolar, familiar y social. Si tenemos una sociedad que valore la cultura, y en especial la literatura, hará todo lo que sea para que esto continúe tanto por parte de los políticos, como de los responsables culturales, entre otros. Si lo que se valora son otras cosas, como triunfar económicamente en la vida o tener un puesto de trabajo que te de más categoría social, la literatura perderá y nosotros también.

Ha recibido varios galardones literarios, como el Premi Samaruc de la Asociación de Bibliotecarios Valencianos y el Premi Vicent Silvestre de la Ciutat d’Alzira, entre otros. ¿Considera que la literatura juvenil e infantil tiene el reconocimiento que merecen?

En el contexto valenciano, las editoriales sí están haciendo un esfuerzo muy grande para darle importancia y para que viva y sobreviva a veces. Concretamente la editorial Bromera ha conseguido que los Premis Ciutat d’Alzira sean muy importantes en toda España. Dentro de estos galardones está el de literatura infantil, que económicamente es el menos reconocido. Todos los otros cuentan con el apoyo de entidades, pero este lo subvenciona la editorial, que imagino que no tendrá muchos recursos económicos, por lo que es el menos reconocido y eso lo encuentro muy mal. Además de los editores, el profesorado también está haciendo un esfuerzo, porque gracias a ellos los niños también leen.

Al principio de su trayectoria como escritora publicaba libros para adultos, pero después empezó a hacerlo para un público más joven, ¿a qué se debió este cambio?

Ejercí como maestra durante unos años y entonces empecé a escribir para mis hijas y mis alumnos, porque había muy poca literatura en valenciano, aunque unas personas habían empezado antes que yo. Me inventaba cuentos y paralelamente a esto, hice unos textos intimistas, pero así como la literatura infantil no la daba a conocer, los escritos para adultos los presentaba a concursos literarios. El motivo de esto era que los cuentos que yo escribía rompían mucho con la tradición valenciana de contar rondallas. A pesar de ello, mi marido y otra pareja de amigos mecanografiaron algunos, los seleccionaron y los presentaron a un concurso. A partir de ahí comenzó mi trayectoria.

En el ciclo “Encuentro con escritores” declaró que la sociedad cambia con las actitudes de las personas, que esta es la función principal de la Literatura. ¿Es este el objetivo que persigue cuando escribe?

Yo lo que sí estoy segura es que los libros pueden cambiar las actitudes de las personas, esencialmente la de los jóvenes, por la propia edad, por la capacidad que todavía tienen para cambiar y para que esto ayude a un cambio social, donde la literatura puede ser un instrumento, como pueden ser también las charlas, tertulias y otros mecanismos. Pero yo me he encontrado en diferentes institutos donde han leído Les dones invisibles y en un primer momento notaba un interés muy grande, luego una sorpresa que puedan pasar estas cosas y finalmente un intento clarísimo de cambio, cuando yo les explicaba la necesidad de transformar estas actitudes y ellos asentían.

Ha escrito más de un centenar de libros infantiles y juveniles, ¿qué ha aprendido a lo largo de su trayectoria sobre la composición de este tipo de obras?

A nivel de escritura he aprendido muchas cosas, porque es un ejercicio intelectual que conforme vas practicándolo te hace reflexionar y cambiar, ya que no hay un cambio en la vida de ninguna persona sin haber tenido antes una reflexión y en este caso es en la literatura, lo que a mí me pasa. Yo posiblemente he perdido espontaneidad desde los primeros libros que escribía y supongo que he ganado un poco en maestría o profesionalidad. Algo que he aprendido a lo largo de estos años es la alegría que veo en las caritas de los niños cuando tengo un encuentro con ellos, porque nunca me hubiera podido imaginar que esto lo pudiera despertar un libro mío. De hecho, una vez me dijeron en un colegio que tenían un alumno un poco rebelde y el director le dijo: «Pero vamos a ver, ¿tú qué quieres hacer en la vida?» y él dijo: «¿Yo? ¡Leer libros de Mercé Viana!». Es algo muy bonito, yo conocí al niño y se lo agradecí, porque eso es lo mejor que te pueden hacer, a ti, no al niño (risas).

El humor es un recurso esencial en su Literatura, ¿por qué decidió emplearlo?

Cuando me ponía a escribir no me proponía: quiero que esto sea para esta edad, que alegre a los lectores, etc. Además, nunca me ha gustado hacer literatura realista para los niños, porque pienso que ellos ya viven la realidad día a día y algunas de estas son muy malas. Por lo tanto, mi colaboración en todo caso es para que se puedan reír, o más que reír, que se lo pasen bien y que tengan la posibilidad de imaginar y unirse a esas nuevas historias.

En 2018 recibió varios galardones por su trayectoria, entre los que se encuentra el Premi de la Fundació Bromera per al foment de la lectura. ¿qué significó esta distinción para usted?

Fue muy importante para mí, porque era también como pedagoga y toda mi vida como maestra, también como asesora de lenguas y de cuando trabajé en la universidad. El poder transmitir la necesidad de leer y escribir ha salido de mí de una manera natural y esta ha sido mi gran preocupación. Cuando yo era maestra, el fomento de la lectura era prioritario para mí, como el hecho de que las bibliotecas funcionaran, como cuando estuve en Torrent, donde estaban bastante paradas y me centré en ellas para revivirlas, ya que si funcionan, los niños leerán y si leen podemos conseguir muchas cosas.


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